13 de octubre de 1993
Anoche, después de escribir la entrada anterior, sucedió algo que ha tenido graves repercusiones a lo largo del día.
Ayer descubrimos que nos habían puesto micros en los dos bungalows en los que nos alojamos. No tenemos pruebas de quienes son los responsables, aunque tenemos serias sospechas que indican a Pangloss. Además, el tipo que James sospecha que es un vampiro nos estuvo observando la noche anterior desde los árboles que rodean los bungalows. Por esto, anoche decidimos montar guardias, además de un pequeño sistema de alarmas que Julia montó hábilmente, ya que no nos sentíamos completamente seguros. La primera guardia la harían James y Molly (una persona por bungalow), la segunda Audrey y yo, y la tercera, Peter y Julia.
Durante un rato de la guardia de James, yo estuve despierto, escribiendo el diario. No había transcurrido mucho tiempo desde que todos se habían ido a dormir (salvo los dos de guardia y yo) cuando Molly llamó a la puerta. Entró y nos contó que se había entrevistado con el tipo que nos había estado espiando. Yo me enfadé; montamos todo el tinglado de las guardias porque nos están espiando, y un miembro del equipo, sin encomendarse a Dios o diablo, y sin avisar a sus compañeros, dejando además a sus compañeras dormidas y desprotegidas, se va a charlar amigablemente con el tipo del que sospechamos, y que además creemos que es un vampiro, no solo por lo que James nos dijo, sino por determinados rastros (o la falta absoluta de ellos). Pero Molly no parecía dispuesta a aceptar la reprimenda, y aquello empezó a derivar en una fuerte discusión. Y justo en ese momento, para añadir a la diversión, oímos a Peter gritar como si todos los demonios del infierno le persiguieran. Entramos como una tromba en la habitación, pero solo estaba teniendo una pesadilla. Conseguimos despertarle y convencerle de que solo era otra de esas jodidas pesadillas. Las chicas se presentaron también, habían oído los gritos. Cuando las cosas se calmaron un poco, Molly se había ido a su habitación, y yo decidí continuar con la reprimenda a la mañana siguiente. Esto resultó ser un terrible error por mi parte, pero ya me estoy adelantando.
Por la mañana nos despertó el teléfono. Danforth estaba en una tejeduría abandonada en el bosque. Habían encontrado los cadáveres de dos cazadores casi descuartizados. Creía que el caso estaba relacionado con los secuestros, así que nos desplazamos allí rápidamente.
Una vez allí, nos separamos y empezamos a cubrir terreno. Para resumir, pondré la hipótesis que barajamos tras descubrir en la tejeduría una macabra parodia de guardería, y unas tumbas recientes cerca de un colector de alcantarillado próximo:
Rapta pañales tenía a dos de los secuestrados en la tejeduría. Sabemos que se mueve a través del alcantarillado, así que la situación era idónea. Hace una semana mató a los niños; los cazadores debieron pasar por aquí hace unos dos días y el secuestrador los mató, quizá temeroso de que descubrieran algo. La tejeduría, en la “guardería”, tenía otro acceso a los túneles. Decidimos cubrir un trecho por el alcantarillado, para ver si los rastros del secuestrador nos llevaban a otros secuestrados. También pedimos una lista de lugares parecidos a la tejeduría, aislados, con buena comunicación con los colectores, donde Rapta pudiera tener al resto de los niños. Pasamos las siguientes horas siguiendo rastros, pero infructuosamente. Solo pudimos establecer dos hechos sólidos: Rapta pañales se ha movido por la zona de forma habitual y los túneles de más al sur de la tejeduría no los ha usado.
Salimos de los túneles ya tarde, estaba anocheciendo. Tuvimos un debate sobre si seguir buscando inmediatamente en los lugares más próximos a la tejeduría o si debíamos tomarnos un descanso tras una larguísima jornada en la que apenas habíamos comido nada y de la que estábamos agotados. James y Julia querían seguir inmediatamente, parecían tener energía para regalar. Molly parecía extremadamente impaciente por volver al hotel, y los demás parecían mantenerse en una postura neutra. Al final decidí que tomáramos un poco de descanso en el hotel y retomáramos la investigación más tarde, a pesar de ser la noche cuando más desventajas teníamos en un posible encuentro con Rapta pañales.
En el hotel nos esperaba el agente especial Tennyson, que venía a recoger el cráneo del licántropo y a entregarnos el material que habíamos solicitado para posibles encuentros con uno de estos seres. Nos aconsejó extremada cautela y se marchó a su habitación, puesto que su avión salía de madrugada.
Mientras cenábamos hablé con el jefe de policía local, para convencerle de que debía prestarnos algunos hombres para continuar la búsqueda de los niños. Tras una acalorada discusión, solo logré que los hombres que custodiaban el lugar del crimen de los cazadores se sumaran a nuestra búsqueda. Me pareció extremadamente extraña la reticencia del jefe, teniendo en cuenta que se trata de los niños de su pueblo. Pero también es cierto que esta misma mañana un chaval ha cosido a tiros a otro en el instituto. Y eso, sumado al asesinato del lobo en el bar, en un pueblo con un bajísimo índice de violencia, debe tener consecuencias más bien devastadoras en el jefe local. Eso, o hay intereses ocultos bajo cuerda, pero no quiero ponerme paranoico. Todavía no.
Cuando terminé la conversación, la noche me preparaba otra de esas sorpresas que el Señor pone a nuestros pies para hacernos la vida más entretenida. Audrey estaba alteradísima porque Molly se había ido sin que esta pudiera detenerla. ¿Dónde? Al club Gothika, y probablemente a tener una “entrevista” más personal con el tipo de la noche anterior. Genial. ¿Qué cojones se suponía que debía hacer yo? Para empezar, estaba la posibilidad de que ese tipo fuera más de lo que aparentaba, y de ello teníamos indicios, por lo que Molly estaba en un peligro serio. Para seguir, estaba el hecho incuestionable de que Molly había abandonado el equipo en un momento de necesidad, ya que si íbamos a seguir registrando zulos aquella noche, cabía la posibilidad de encontrarnos con el vampiro.
Dejar a Molly a su suerte, a pesar de ser una persona mayorcita y de haberse pasado por el forro el respeto a los demás miembros del equipo, no era una opción. Pero tampoco podía no continuar la búsqueda de los niños esta noche, y más después de haber presionado al jefe para que me prestara hombres. Así que decidí dividir mis fuerzas y confiar en que tuviéramos suerte. Audrey y Peter irían a vigilar a Molly y el resto a continuar la búsqueda. Estaríamos en contacto todo el tiempo.
El primer lugar de los tres que teníamos que investigar era una piscifactoría abandonada, enorme, que nos llevó muchísimo rato asegurar. Ni rastro. Audrey y Peter habían localizado a Molly; Peter estaba apartado, vigilándolas mientras estas hablaban, aunque del hombre que sospechábamos no había rastro.
El siguiente sitio que debíamos revisar una nave industrial que debió de servir en algún momento de almacén y muelle de descarga de camiones. Habíamos acordado encontrarnos allí con los agentes de policía, pero en ese momento Peter nos llamó francamente alarmado. El tipo había bajado de la parte reservada del local y estaba hablando con las dos. ¡No solo no había logrado Audrey sacar a Molly de allí, sino que además el tipo se las llevaba a la parte privada, las dos encantadas! Peter estaba muy nervioso. Le di instrucciones de que no subiera y que nos mantuviera informados, mientras que nosotros salíamos a toda leche hacia allá.
Tuvimos que dejar el último almacén a la policía. Les explicamos que solo debían obtener información, y en ningún caso enfrentarse con el secuestrador si le encontraban. Parecieron muy arrogantes con esto, espero que no tengamos que encontrarnos con sus cuerpos despedazados. Después nos desplazamos a toda velocidad al Gothika. Por el camino barajamos nuestros posibles cursos de acción. Tras un rato de pensar en posibles maneras de abordar la situación, decidimos hacer lo mismo que cuando Molly y yo tuvimos que sacar al resto del equipo; simular un incendio, aprovechándonos de la confusión que eso crearía y del miedo acervo que los vampiros tienen al fuego. James distraería la atención del gorila de la puerta y Julia y yo nos colaríamos por una entrada trasera y dispararíamos las alarmas del club.
En ese momento, Peter llamó al móvil de James y le dijo únicamente “Dile a Michael que lo siento” y colgó. ¡Iba a subir solo! Esto no es un puto equipo, es una colección de vaqueros. No teníamos preocupación suficiente con que las dos chicas estuvieran Dios sabe dónde con un posible vampiro, no. Ahora Peter podía estar metido también en un apuro. Eso si el tipo resultaba ser un vampiro. Y si no, probablemente tendríamos entre manos un posible escándalo. Cojonudo.
Nuestro plan salió a la perfección; yo salí del 4x4 en marcha, cubriéndome en las sombras y llegué hasta la puerta de un almacén en la parte de atrás. Me puse con el candado, que era nuevo y un poco complejo; llevaba ya un par de los pines levantados cuando Julia se reunió conmigo. Le dejé terminar, ella es la experta, y en menos de 10 segundos teníamos el candado abierto y nadie sabría que habíamos entrado por allí. Dentro del almacén había una cámara que inutilicé de un disparo de revolver. Nos pusimos a hacer saltar la alarma, y cuando lo logramos, entramos en el local por una de las barras, que por suerte estaba vacía. La pista era un caos; yo me puse a buscar a James, que se dirigía a la escalera que sube a los reservados. Entonces le vi; James había chocado “accidentalmente” con él, e intercambió unas palabras con el tipo, del que parecía irradiar una tensión contenida a duras penas. Entonces, antes de que yo pudiera llegar a ellos luchando contra la marea humana que trataba de salir del local, una fornida mujer apareció, agarró al hombre y se lo llevó rápidamente. James y yo les seguimos, pero en balde; la cantidad de gente, la falta de luz y el caos generalizado nos impidieron ver cómo habían abandonado el local, en que coche o qué.
Peter y Julia salieron casi arrastrando a Molly y Audrey, que parecían encontrarse en un estado alcohólico avanzado. O sea que iban borrachas. Nos metimos en los coches, y de vuelta al hotel.
Ahora estoy haciendo guardia mientras los otros duermen. No queremos que si efectivamente el tipo es un vampiro, Molly y Audrey se levanten en plan las novias de Drácula y vayan al encuentro de ese hijo de puta. Si no lo es, bueno, prefiero pasarme de precavido que de despreocupado.
Y sinceramente, no sé que hacer. Prefiero resolver los problemas de disciplina dentro del equipo antes que dar parte. Pero esta situación desborda absolutamente todo lo que nadie pudiera enseñarme sobre liderazgo. Y el problema es como reaccionaran ambas por la mañana. Cuando Molly adopta esa pose altanera y orgullosa, saca el peor de mis cabreos, y sé que debo comérmelo con guarnición de patatas si quiero mantenerlas a salvo. Parece creer que le tengo manía, y que me jodan si puedo decir que me gusta todo lo que hace, pero la aprecio y no quiero que le suceda nada. Ni a ella ni a ninguno de los otros, Dios nos proteja, he llegado a quererles como si fueran de la familia. Supongo que es lo que tiene poner tu vida en manos de otros y que ellos la pongan en las tuyas. Saldremos de esta, aunque sea por encima del cadáver humeante de ese cabronazo. Si es que es un vampiro. Dios…
Ayer descubrimos que nos habían puesto micros en los dos bungalows en los que nos alojamos. No tenemos pruebas de quienes son los responsables, aunque tenemos serias sospechas que indican a Pangloss. Además, el tipo que James sospecha que es un vampiro nos estuvo observando la noche anterior desde los árboles que rodean los bungalows. Por esto, anoche decidimos montar guardias, además de un pequeño sistema de alarmas que Julia montó hábilmente, ya que no nos sentíamos completamente seguros. La primera guardia la harían James y Molly (una persona por bungalow), la segunda Audrey y yo, y la tercera, Peter y Julia.
Durante un rato de la guardia de James, yo estuve despierto, escribiendo el diario. No había transcurrido mucho tiempo desde que todos se habían ido a dormir (salvo los dos de guardia y yo) cuando Molly llamó a la puerta. Entró y nos contó que se había entrevistado con el tipo que nos había estado espiando. Yo me enfadé; montamos todo el tinglado de las guardias porque nos están espiando, y un miembro del equipo, sin encomendarse a Dios o diablo, y sin avisar a sus compañeros, dejando además a sus compañeras dormidas y desprotegidas, se va a charlar amigablemente con el tipo del que sospechamos, y que además creemos que es un vampiro, no solo por lo que James nos dijo, sino por determinados rastros (o la falta absoluta de ellos). Pero Molly no parecía dispuesta a aceptar la reprimenda, y aquello empezó a derivar en una fuerte discusión. Y justo en ese momento, para añadir a la diversión, oímos a Peter gritar como si todos los demonios del infierno le persiguieran. Entramos como una tromba en la habitación, pero solo estaba teniendo una pesadilla. Conseguimos despertarle y convencerle de que solo era otra de esas jodidas pesadillas. Las chicas se presentaron también, habían oído los gritos. Cuando las cosas se calmaron un poco, Molly se había ido a su habitación, y yo decidí continuar con la reprimenda a la mañana siguiente. Esto resultó ser un terrible error por mi parte, pero ya me estoy adelantando.
Por la mañana nos despertó el teléfono. Danforth estaba en una tejeduría abandonada en el bosque. Habían encontrado los cadáveres de dos cazadores casi descuartizados. Creía que el caso estaba relacionado con los secuestros, así que nos desplazamos allí rápidamente.
Una vez allí, nos separamos y empezamos a cubrir terreno. Para resumir, pondré la hipótesis que barajamos tras descubrir en la tejeduría una macabra parodia de guardería, y unas tumbas recientes cerca de un colector de alcantarillado próximo:
Rapta pañales tenía a dos de los secuestrados en la tejeduría. Sabemos que se mueve a través del alcantarillado, así que la situación era idónea. Hace una semana mató a los niños; los cazadores debieron pasar por aquí hace unos dos días y el secuestrador los mató, quizá temeroso de que descubrieran algo. La tejeduría, en la “guardería”, tenía otro acceso a los túneles. Decidimos cubrir un trecho por el alcantarillado, para ver si los rastros del secuestrador nos llevaban a otros secuestrados. También pedimos una lista de lugares parecidos a la tejeduría, aislados, con buena comunicación con los colectores, donde Rapta pudiera tener al resto de los niños. Pasamos las siguientes horas siguiendo rastros, pero infructuosamente. Solo pudimos establecer dos hechos sólidos: Rapta pañales se ha movido por la zona de forma habitual y los túneles de más al sur de la tejeduría no los ha usado.
Salimos de los túneles ya tarde, estaba anocheciendo. Tuvimos un debate sobre si seguir buscando inmediatamente en los lugares más próximos a la tejeduría o si debíamos tomarnos un descanso tras una larguísima jornada en la que apenas habíamos comido nada y de la que estábamos agotados. James y Julia querían seguir inmediatamente, parecían tener energía para regalar. Molly parecía extremadamente impaciente por volver al hotel, y los demás parecían mantenerse en una postura neutra. Al final decidí que tomáramos un poco de descanso en el hotel y retomáramos la investigación más tarde, a pesar de ser la noche cuando más desventajas teníamos en un posible encuentro con Rapta pañales.
En el hotel nos esperaba el agente especial Tennyson, que venía a recoger el cráneo del licántropo y a entregarnos el material que habíamos solicitado para posibles encuentros con uno de estos seres. Nos aconsejó extremada cautela y se marchó a su habitación, puesto que su avión salía de madrugada.
Mientras cenábamos hablé con el jefe de policía local, para convencerle de que debía prestarnos algunos hombres para continuar la búsqueda de los niños. Tras una acalorada discusión, solo logré que los hombres que custodiaban el lugar del crimen de los cazadores se sumaran a nuestra búsqueda. Me pareció extremadamente extraña la reticencia del jefe, teniendo en cuenta que se trata de los niños de su pueblo. Pero también es cierto que esta misma mañana un chaval ha cosido a tiros a otro en el instituto. Y eso, sumado al asesinato del lobo en el bar, en un pueblo con un bajísimo índice de violencia, debe tener consecuencias más bien devastadoras en el jefe local. Eso, o hay intereses ocultos bajo cuerda, pero no quiero ponerme paranoico. Todavía no.
Cuando terminé la conversación, la noche me preparaba otra de esas sorpresas que el Señor pone a nuestros pies para hacernos la vida más entretenida. Audrey estaba alteradísima porque Molly se había ido sin que esta pudiera detenerla. ¿Dónde? Al club Gothika, y probablemente a tener una “entrevista” más personal con el tipo de la noche anterior. Genial. ¿Qué cojones se suponía que debía hacer yo? Para empezar, estaba la posibilidad de que ese tipo fuera más de lo que aparentaba, y de ello teníamos indicios, por lo que Molly estaba en un peligro serio. Para seguir, estaba el hecho incuestionable de que Molly había abandonado el equipo en un momento de necesidad, ya que si íbamos a seguir registrando zulos aquella noche, cabía la posibilidad de encontrarnos con el vampiro.
Dejar a Molly a su suerte, a pesar de ser una persona mayorcita y de haberse pasado por el forro el respeto a los demás miembros del equipo, no era una opción. Pero tampoco podía no continuar la búsqueda de los niños esta noche, y más después de haber presionado al jefe para que me prestara hombres. Así que decidí dividir mis fuerzas y confiar en que tuviéramos suerte. Audrey y Peter irían a vigilar a Molly y el resto a continuar la búsqueda. Estaríamos en contacto todo el tiempo.
El primer lugar de los tres que teníamos que investigar era una piscifactoría abandonada, enorme, que nos llevó muchísimo rato asegurar. Ni rastro. Audrey y Peter habían localizado a Molly; Peter estaba apartado, vigilándolas mientras estas hablaban, aunque del hombre que sospechábamos no había rastro.
El siguiente sitio que debíamos revisar una nave industrial que debió de servir en algún momento de almacén y muelle de descarga de camiones. Habíamos acordado encontrarnos allí con los agentes de policía, pero en ese momento Peter nos llamó francamente alarmado. El tipo había bajado de la parte reservada del local y estaba hablando con las dos. ¡No solo no había logrado Audrey sacar a Molly de allí, sino que además el tipo se las llevaba a la parte privada, las dos encantadas! Peter estaba muy nervioso. Le di instrucciones de que no subiera y que nos mantuviera informados, mientras que nosotros salíamos a toda leche hacia allá.
Tuvimos que dejar el último almacén a la policía. Les explicamos que solo debían obtener información, y en ningún caso enfrentarse con el secuestrador si le encontraban. Parecieron muy arrogantes con esto, espero que no tengamos que encontrarnos con sus cuerpos despedazados. Después nos desplazamos a toda velocidad al Gothika. Por el camino barajamos nuestros posibles cursos de acción. Tras un rato de pensar en posibles maneras de abordar la situación, decidimos hacer lo mismo que cuando Molly y yo tuvimos que sacar al resto del equipo; simular un incendio, aprovechándonos de la confusión que eso crearía y del miedo acervo que los vampiros tienen al fuego. James distraería la atención del gorila de la puerta y Julia y yo nos colaríamos por una entrada trasera y dispararíamos las alarmas del club.
En ese momento, Peter llamó al móvil de James y le dijo únicamente “Dile a Michael que lo siento” y colgó. ¡Iba a subir solo! Esto no es un puto equipo, es una colección de vaqueros. No teníamos preocupación suficiente con que las dos chicas estuvieran Dios sabe dónde con un posible vampiro, no. Ahora Peter podía estar metido también en un apuro. Eso si el tipo resultaba ser un vampiro. Y si no, probablemente tendríamos entre manos un posible escándalo. Cojonudo.
Nuestro plan salió a la perfección; yo salí del 4x4 en marcha, cubriéndome en las sombras y llegué hasta la puerta de un almacén en la parte de atrás. Me puse con el candado, que era nuevo y un poco complejo; llevaba ya un par de los pines levantados cuando Julia se reunió conmigo. Le dejé terminar, ella es la experta, y en menos de 10 segundos teníamos el candado abierto y nadie sabría que habíamos entrado por allí. Dentro del almacén había una cámara que inutilicé de un disparo de revolver. Nos pusimos a hacer saltar la alarma, y cuando lo logramos, entramos en el local por una de las barras, que por suerte estaba vacía. La pista era un caos; yo me puse a buscar a James, que se dirigía a la escalera que sube a los reservados. Entonces le vi; James había chocado “accidentalmente” con él, e intercambió unas palabras con el tipo, del que parecía irradiar una tensión contenida a duras penas. Entonces, antes de que yo pudiera llegar a ellos luchando contra la marea humana que trataba de salir del local, una fornida mujer apareció, agarró al hombre y se lo llevó rápidamente. James y yo les seguimos, pero en balde; la cantidad de gente, la falta de luz y el caos generalizado nos impidieron ver cómo habían abandonado el local, en que coche o qué.
Peter y Julia salieron casi arrastrando a Molly y Audrey, que parecían encontrarse en un estado alcohólico avanzado. O sea que iban borrachas. Nos metimos en los coches, y de vuelta al hotel.
Ahora estoy haciendo guardia mientras los otros duermen. No queremos que si efectivamente el tipo es un vampiro, Molly y Audrey se levanten en plan las novias de Drácula y vayan al encuentro de ese hijo de puta. Si no lo es, bueno, prefiero pasarme de precavido que de despreocupado.
Y sinceramente, no sé que hacer. Prefiero resolver los problemas de disciplina dentro del equipo antes que dar parte. Pero esta situación desborda absolutamente todo lo que nadie pudiera enseñarme sobre liderazgo. Y el problema es como reaccionaran ambas por la mañana. Cuando Molly adopta esa pose altanera y orgullosa, saca el peor de mis cabreos, y sé que debo comérmelo con guarnición de patatas si quiero mantenerlas a salvo. Parece creer que le tengo manía, y que me jodan si puedo decir que me gusta todo lo que hace, pero la aprecio y no quiero que le suceda nada. Ni a ella ni a ninguno de los otros, Dios nos proteja, he llegado a quererles como si fueran de la familia. Supongo que es lo que tiene poner tu vida en manos de otros y que ellos la pongan en las tuyas. Saldremos de esta, aunque sea por encima del cadáver humeante de ese cabronazo. Si es que es un vampiro. Dios…