11 de abril de 1993, domingo.
Esta mañana he ido a misa con mamá. Me he llevado a Albert conmigo, no quería que volviera a suceder nada parecido a lo que sucedió con Julia. La pobre estaba muy preocupada, que si no llamo, que si estoy cambiando... y además, un par de tipos han estado preguntando por mí en O'Malleys. [suspiro] Creo que está empezando a afectarme un poco, pero eso es cosa mía. Las cosas que he visto... pero si se meten con mi familia, que Dios les ampare, por que nadie más podrá. Sobre todo por que Peter ha estado investigando por la zona y encontró un pin con un símbolo hermético. Creo que va a ser necesario tomar una actitud menos tolerante con esos tipos.
Hasta la media tarde no ha sucedido mucho más; Audrey ha recibido una llamada de un tipo que sabe algo de su madre, y de su relación con la OHCP. El tema era al parecer privado, pero Molly no quería que se acercara hasta allí sola. Mientras, Julia y James planeaban acercarse a la casa Andropov y pinchar el circuito para que James pudiera entrar desde un sitio remoto. El plan parecía suficientemente sencillo, así que cuando dijeron que irían solos, que no debía preocuparme e ir con Audrey me pareció que ambos son suficientemente profesionales y que no necesitarían más apoyo. A la luz de lo sucedido después, creo sinceramente que esa actitud mía fue muy ingenua. No importa como seamos de profesionales o buenos en lo nuestro; contra lo que nos enfrentamos no es natural. A partir de ahora, nadie debería ir solo a ningún sitio, y dado que somos seis, si debemos dividirnos, mejor en grupos de tres que de dos. Ya nos han pillado en bragas demasiadas veces.
El caso es que nos separamos y acompañamos a Audrey a la plaza del ayuntamiento, donde tenía su cita con Hermes, creo que se llamaba el tipo. Ella se acercó sola mientras nosotros cubríamos diversos puntos de la plaza. Pronto la cosa se puso rara. De la nada apareció el hombre con el que había quedado Audrey, y digo de la nada por que no la había perdido de vista ni un segundo, y tenía una visual hasta ella impecable. Estuvieron hablando unos minutos cuando nos fijamos, casi los tres a la vez (Peter y Molly estaban separados también para cubrir más área) de que varios hombres habían salido de un par de coches y se acercaban tanto a nosotros como a Audrey. Me encaminé directamente hacia el que venía por mí. Cuando iba a pasar por su lado, sacó una cachiporra para golpearme, pero le agarré antes y forcejeamos. Caímos al suelo, pero antes de que el tipo pudiera hacer nada más le propiné un buen cabezazo en la nariz, y se desplomó como un fardo.
Me incorporé arma en mano y la situación no podía ser peor; al otro lado de la plaza Peter forcejeaba con otro tipo. Molly, dentro del coche, intercambiaba disparos con otro atacante que llevaba una Uzi o algo similar por la cadencia de disparo. De Audrey no había señal, y Hermes corría delante de un tipo que también llevaba un arma en la mano. El tipo se paró, apuntó a Hermes y cuando iba a dispararle, este hizo un gesto con la mano y el atacante se giró y me disparó a mí. No tuve tiempo a reaccionar; recibí el disparo en pleno pecho, y demos gracias al Señor por el kevlar, por que con el chaleco y todo el impacto me magulló malamente las costillas. A pesar de lo que le había visto hacer, Hermes era quien estaba más desprotegido, así que sin pensar mucho en ponerme a cubierto (muy malo para intercambiar disparos, el no tener cobertura), disparé contra el tipo, que dio un grito; me puse en pie y avancé sobre él, gritándole que soltara el arma. El hombre debió decidir que había tenido bastante, por que se fue al suelo con las manos sobre la cabeza sin protestar mientras le esposaba. Molly había derribado a su atacante, y Peter había hecho lo mismo con su hombre. Audrey, que había tomado cobertura tras el coche se encontraba bien, pero del tal Hermes no había ni rastro. Se había desvanecido. Audrey encontró una especie de naipe extraño en el último sitio en el que había estado, pero nada más. Pasó un rato mientras vino la policía, leyó sus derechos a los tipos y se los llevaron.
De pronto Audrey nos dijo que sentía que James y Julia estaban en peligro. Cogimos el coche en seguida y nos dirigimos a Andropov. Ya hemos aprendido a fiarnos de esas corazonadas de Audrey, y además, después del ataque a Hermes (parece que este era detrás del que iban los tipos) yo tampoco estaba muy tranquilo.
Llegamos sin problema a la calle de los anticuarios. En la casa Andropov, que está en una parcela de jardín bien cuidado rodeada por una valla, todo estaba en calma. Dimos una vuelta y esperamos a tener señales de James o Julia. Al poco salió Julia, que nos comunicó, de manera muy apresurada, que las cosas habían salido como el culo y que como resultado se habían colado dentro de la casa y andaban trasteando en los ordenadores. Audrey y yo decidimos entrar mientras Peter y Molly hacían guardia.
Por el camino Julia me explicó lo que había ocurrido; en el jardín había aparecido otra de esas cosas que nos atacaron en el almacén. Parecía que custodiaba el jardín (Interesante. Si aceptamos que los zombies son cosa de la OHCP y tenemos uno aquí quiere decir que Andropov y la OHCP están muy estrechamente relacionados) y les atacó, dejando inconsciente a James. Julia logró matarlo, pero llamó la atención del guardia de seguridad. Julia logró reducirle sin que le viera, pero entonces las cosas ya habían empezado a rodar cuesta abajo muy deprisa. En resumen, se habían metido dentro de la casa para que el guarda dijera a la policía que su arma se le había disparado y ganar algo de tiempo. Y una vez dentro de la casa tuvieron que coger la cinta de las cámaras de seguridad, y como los de Andropov ya iban a saber que se les había colado alguien, se pusieron a recopilar la mayor cantidad de datos posibles. Y aquí estábamos nosotros. La situación era jodida, pero hay que jugar con las cartas que tienes, y ya se había cometido el delito, así que seguimos adelante.
James, aunque aún jodido tras el ataque del zombie, trabajaba a toda prisa con el ordenador. Le dejamos ahí, acompañado por Audrey que investigaría la planta baja mientras Julia y yo nos fuimos a la planta de arriba. Allí entramos en un despacho cuando Peter nos llamó por el walkie. Había un coche con una mujer dentro vigilándonos. No parecía hacer nada, pero allí estaba. No había mucho que pudiéramos hacer; cogimos la CPU del ordenador del despacho como nos dijo James y revisamos los archivos; allí encontramos el expediente del cuchillo de Torso. Salimos del despacho y seguimos buscando por el pasillo, hasta encontrar el despacho de dirección que estaba cerrado y la puerta, con alarma conectada. Julia se puso con ello mientras yo la cubría. El resto del equipo ya había salido y se ponían nerviosos, pero había que terminar lo que habíamos empezado. Julia logró abrir la puerta sin que saltara la alarma y entramos; desconectamos la alarma y nos pusimos a buscar en el archivo a toda prisa, buscando cualquier cosa que pudiera sernos de utilidad. Había un par de expedientes que nos llamaron la atención; uno de Martin Whinfield y otra trascripción de la orden de venta del cuchillo. Por la radio, muy agitado, nos dijo Peter que se acercaba una patrulla de la policía, que debíamos salir de allí echando leches. De la tipa del coche, no había rastro. Cogimos también la CPU del ordenador de este despacho y salimos a toda prisa. Por suerte conseguimos eludir el coche patrulla, y nos fuimos en dos coches. Cuando ya nos alejábamos, nos llegó por radio que había habido un robo en la casa Andropov. Creo que fue en ese momento nos dimos cuenta de hasta que punto estábamos metidos en un cubo de mierda. Todo el camino hubo reproches del modo en que se habían desarrollado las cosas; las chicas estaban muy afectadas.
Pero aún nos quedaba una sorpresa; al llegar a casa, la mujer que nos había estado vigilando estaba también vigilando la casa. Dejamos a Peter que se bajara y la vigilara para no llamar la atención, pues James, Julia y Molly ya estaban dentro de la casa. Yo di la vuelta a la manzana para cubrir a Peter. Al cabo de un rato que se me hizo eterno, Peter me llamó por radio y me dijo que entrara ya en la casa, la mujer se había marchado. Luego nos contó que se le había acercado por detrás y le había amenazado para que no nos volviéramos a acercar por Gary. Ella había llamado a la policía para jodernos en Andropov. Es bastante posible que sea de la mafia portuaria, preocupados deben estar por que investiguemos sus negocios de contrabando. decidimos preocuparnos de eso en otro momento.
El resto de la noche fue una pura discusión acerca de lo que hemos hecho. Hubo un momento en el que estuve a este poquito de dimitir y dejar el grupo. Esta misma tarde he recibido un tiro en el pecho, y el hecho de que las magulladuras no sean demasiado graves, no mejora ni un poco que las criticas constantes hayan acabado por tocarme el hueso. Ahora, con algo de tiempo por medio, y en frío, creo que esta noche hemos cruzado una línea, y aunque creo que era lo único que podíamos hacer, cometer un crimen es algo que no entra nada bien. La situación se nos está yendo de las manos.
Recuento:
- Un corazón muerto que late y deja mensajes sangrientos dentro de una bolsa.
- Un cuchillo que cuando lo vamos a destruir escribe en la bolsa con sangre las palabras Xipe Topec y "por favor"
- Un tipo que salta desde un décimo piso al suelo y cae como quien salta una acera.
- Varios zombies que reciben balas como quien oye llover y a los que solo se puede matar destrozándoles la cabeza. Y cuando mueren, todo se llena de escarabajos negros.
- Un tipo que aparece de la nada y en la nada se desvanece, y que con un gesto puede hacer que un tipo que le encañonaba cambie de blanco.
Si cualquiera me hubiera contado esto hace no mucho le hubiera dicho que dejara las anfetas o los hongos. Hoy, necesito hablar de esto con alguien, oírmelo decir para ver si parece real. Las cosas son lo suficientemente extremas como para poder razonar nuestras acciones, pero no sé si para justificarlas. Creo que tengo a la persona adecuada para hablarlo, por que además sé que guardará el secreto. Es hora de ir a ver a Patrick O'Hare. Perdón, ahora el padre Patrick.